Historia en Español

by Charles O’Connor

I worked in the Florida Museum of Natural History Vertebrate Paleontology Lab as a student, and my personal passion for vertebrate fossils and shark teeth has only increased since then. It is fascinating to realize that, in our lifetimes, we only experience a nanometer thin slice of Earth’s history, and are mostly unaware of events and species that preceded our brief personal existence. I’ve given hundreds of talks to students and adults on both Florida’s Fossils and Megalodon, and commit to helping people appreciate the scope and value of paleontology.

Charles O'Connor and Cindy Bear © Photos courtesy of Charles O'Connor.
Charles O’Connor and Cindy Bear © Photos courtesy of Charles O’Connor.

So, when Dr. MacFadden spoke to the Lee County Fossil Club, of which I am a director, in Ft. Myers, Florida about the PIRE project, I contacted him the following week and offered to volunteer, along with my wife Cindy Bear, who recalled her work as a student aid for Dr. MacFadden decades before.

We are both science and environmental educators, Cindy with the Florida Museum of Natural History’s Randell Research Center, an archaeology site, and me with the Lee County School District and as a presenter throughout the region on a variety of topics. We decided to combine a PIRE volunteer stint with an expedition to a private, untouched conservation area at Cerro Chucantí in the Darien region. The trip was very arduous and quite rewarding. We then spent 10 days in Panama City helping Catalina Pimiento with her paleo shark research, in a variety of ways.

Initially, Cindy and I screen washed many bags of matrix from the Gatun, Las Cascadas, and Cucaracha formations, at an ACP (Panama Canal Authority) house just a hundred feet from the Canal. The matrix had to be dried, then rewashed, dried, sorted and bagged, with all work taking place outdoors. The lawn became quite muddy in spots!

We “graduated” to Catalina’s lab at STRI, using stereo microscopes to search for very tiny shark teeth in the washed matrix. You couldn’t really pick them out with by unaided eye, hence the term “micromorphic.” I calculated that, on average, we found one tooth for every 2.5 hours of stereomicroscopic searching. Catalina uses the 10-20 million year old teeth to help establish climatic conditions, species diversity, and paleo sharks’ migratory patterns.

I was especially looking forward to field work, and became involved during our last three days of our trip. The second location was particularly exciting. Working with Doug Jones, Bruce MacFadden, Roger Portell, Austin Hendy, Catalina and others, we extracted a 12-million year old juvenile sea cow skeleton, using a plaster jacket, many rolls of duct tape, a tarp, iron rebar poles, and lots of work and muscle. The specimen may be an important transitional link between dugongs and manatees.

We did have a few friends who were perplexed by the satisfaction we gained from this unconventional vacation; however, when we explained that we have helped advance science and experienced slices of time and parts of Panama most will never see, they understand a bit more why we hope to return again to Panama to assist and to enjoy time with old and new friends.



por Charles O’Connor

Trabajé como estudiante en el laboratorio de Paleontología de Vertebrados en el Museo de Historia Natural de la Florida y mi pasión por los vertebrados fósiles y los dientes de tiburones solo ha aumentado desde entonces. Es fascinante darse cuenta que en nuestras vidas, solo experimentamos una porción nanométrica de la historia de la Tierra, y casi no conocemos los eventos y las especies que precedieron nuestra corta existencia. He dado centenares de charlas a estudiantes y adultos sobre fósiles de la Florida y sobre el Megalodón, y me he comprometido a ayudar a la gente a apreciar el alcance y valor de la paleontología.

Charles O'Connor and Cindy Bear © Photos courtesy of Charles O'Connor.
Charles O’Connor y Cindy Bear. © Fotos cortesía de Charles O’Connor.

Por consiguiente, cuando el Dr. MacFadden habló sobre el proyecto PCP-PIRE en el Club de Fósiles del Condado Lee en Ft. Myers, Florida, del cual soy director, lo contacté a la semana siguiente y le ofrecí participar como voluntario con mi esposa Cindy Bear, quien recordó su trabajo como ayudante estudiantil para el Dr. MacFadden décadas atrás.

Ambos somos educadores ambientales y de ciencia, Cindy con el Centro de Investigación Randell del Museo de Historia Natural de la Florida, un sitio arqueológico, y yo con el Distrito de Escuelas del Condado de Lee y como conferencista en varios temas a través de la región. Decidimos combinar la temporada como voluntarios del PCP-PIRE con una expedición a un área de conservación privada en Cerro Chucantí, región del Darién. El viaje fue muy arduo y bastante gratificante. Luego pasamos 10 días en Ciudad de Panamá ayudando a Catalina Pimiento de varias formas con su investigación en tiburones fósiles.

Primero, Cindy y yo tamizamos muchas bolsas de sedimento de las formaciones Gatún, Las Cascadas y Cucaracha, en una de las casas de la ACP (Autoridad del Canal de Panamá), a tan solo cien pies del canal. La matriz resultante se tenía que dejar sacar, volver a lavarla y secarla, clasificarla y empacarla. Todo este trabajo se hacía afuera. El césped se puso muy lodoso en algunos puntos!

Nos “encerramos” en el laboratorio de Catalina en STRI, usando estéreomicroscopios para buscar dientes diminutos de tiburón en la matriz ya lavada. Los dientes no se pueden encontrar a simple vista, de ahí el término “micromórfico”. Calculé que en promedio, encontrábamos un diente por cada dos horas y media de búsqueda estereomicroscópica. Catalina usa dientes de 10 a 20 millones de años para establecer las condiciones climáticas, diversidad de especies y patrones de migración de los “paleo-tiburones”.

Yo estaba ansioso de ir al campo y pude hacerlo durante los últimos días de nuestro viaje. La segunda localidad fue particularmente emocionante. Trabajando con Doug Jones, Bruce MacFadden, Roger Portell, Austin Hendy, Catalina y otros, sacamos el esqueleto de una vaca marina juvenil de 12 millones de años usando una chaqueta de yeso, muchos rollos de cinta, una lona, barras de hierro, y mucho trabajo y músculos. El espécimen puede ser un enlace importante entre dugongos y manatíes.

Tuvimos algunos amigos que estaban perplejos por la satisfacción que estas vacaciones poco convencionales nos dieron, sin embargo, cuando les explicamos que estuvimos ayudando al avance de la ciencia y que experimentamos porciones de tiempo y lugares de Panamá que la mayoría nunca verán, entendieron un poco más por qué esperamos volver a Panamá a ayudar y disfrutar un tiempo con viejos y nuevos amigos.